Adalbert Stifter. 1857 |
Con una prosa de incomparable pureza y virtuosismo, el autor ha escrito una obra plagada de detalladísimas descripciones. Páginas y páginas señalando, detalle tras detalle, cada una de las salas de elegantísimas casas y palacios, de flores (sobre todo las rosas), de retablos, de estados de animo, de paisajes...
La narración comienza en 1818. El narrador y protagonista, Heinrich Dreudorf, hijo de un comerciante acomodado, se presenta en una mansión para refugiarse de una tormenta que le sorprende durante un paseo por el campo. Dicha propiedad resulta ser propiedad del barón von Risach, quien posee la suficiente fortuna como para no tener que depender de nadie y se dedica a disfrutar de las artes, la literatura, la artesanía, el campo, el trabajo de la tierra, la observación y la reflexión. A través del barón, Heinrich conoce a Natalia, hija de Matilde, un amor de juventud del barón.
El amor nace y crece lentamente mientras asistimos al increíble desarrollo espiritual-cultural de Heinrich. Poco a poco también vamos conociendo la historia del barón, el resurgir de su amor tardío por Mathilde y su interés por todas las ramas del saber.
Es una novela para leer pausadamente mientras te dejas empapar de sus palabras y descripciones, disfrutando de la poesía de su prosa.
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