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| W. N. P. Barbellion. 1919 |
Bruce Frederick Cummings escribió este diario bajo un pseudónimo, cuyas iniciales hacen referencia a los tres personajes históricos que él consideraba más decepcionantes: Wilhem, Nerón y Pilatos.
A la edad de trece años comienza a anotar sus observaciones de la naturaleza como aficionado a la zoología para, posteriormente, convertir este diario en algo mas personal, en un refugio donde va reflejando sus pensamientos, fracasos, alegrías, los síntomas de su enfermedad (esclerosis múltiple), el amor y los sinsabores del mismo, sus reflexiones...
A lo largo del diario y a medida que los síntomas de la enfermedad van dando la cara, somos testigos de sus altibajos. Pasa de la desesperación, el cinismo y la amargura fruto de su enfermedad, a la euforia y a la felicidad. Ésta última se sostiene simplemente por hechos como la contemplación de una flor o de la luna o del vuelo de un pájaro, por el sentir del viento, por estudio de algún ser vivo y por un largo etcétera... Todo ello supone la sucesión de pequeños episodios con los que se teje la vida, contrapuestos al sentimiento de rabia que siente al comprobar como la misma se le va escapando entre los dedos de las manos.
Es Barbellion un hombre en continúo estudio de sí mismo. Se estudia a través de un microscopio, de la misma forma que estudia a los piojos en el departamento en el que trabaja. Es un hombre culto, un hombre de ciencia y literato, que se ha hecho a sí mismo.
Su sentido del humor es a veces cínico, el desnudar su alma con precisión dan al diario un valor humano y reflexivo que te dejan mirando al vacío, dando vueltas a los pensamientos del propio autor, hasta ser arrastrado por su melancolía. Como él, te frustras por tener que presenciar una vida consumida por la parálisis, cuando hay tanto por hacer, por leer, por estudiar, por ver... Aunque el escritor nos deja una nota de esperanza: "Sólo tengo veintiocho años, pero he condensado en este breve tiempo una vida razonablemente larga: he amado, y me he casado, tengo una familia; he llorado y disfrutado, he luchado y superado obstáculos y, cuando me llegue la hora, estaré contento de morir." ¡Qué en paz descanses!
Una lectura intensa, sensible, profunda, compleja, culta. Son multitud los fragmentos que he anotado y releído. He sonreído y con tristeza le he acompañado en el atardecer de sus días hasta acabar su diario.
