Dorothy Whipple. 1953 |
De una temática de gran actualidad, la novela la protagonizan unos personales que parecen reales, con actitudes y sentimientos que nunca pasarán de moda.
Alguien distante es la historia de una familia feliz de clase media. Avery, el padre de familia, un atractivo editor, buen hombre, satisfecho con su familia; Ellen, esposa y madre, mujer sencilla, amante de la jardinería y de su familia, pilar fundamental de ésta. Ambos tienen dos hijos: Hugh, haciendo el servicio militar y Anna, a punto de salir del internado, feliz, vivaz y devota de su familia. Y la abuela, la madre de Avery, que quiere ser el centro de atención.
Para romper la armonía de esta sencilla vida familiar, irrumpe Louise, una chica francesa, egoísta, fría, acaparadora y calculadora, que se ha ido envenenando a sí misma tras un desengaño amoroso y que envenenará a todo el que se cruza con ella. Esta circunstancia hace que la madre adquiera un papel relevante y se convierta en verdadera protagonista de la novela.
El personaje de Ellen va creciendo ante las dificultades, demostrando fortaleza, comprensión, compasión, amor, cariño, respeto... Aunque esos valores siempre han estado latentes, es ante la dificultad donde emergen y se hacen evidentes.
Me ha encantado la sencillez con que la autora pone de relieve los lazos que unen a las personas, y como acciones y consecuencias repercuten de manera distinta en cada una de ellas. Pero resalto por encima de todo el lazo que une al matrimonio, una conexión de orden superior que va mas allá del cariño a los hijos. Al verse al final los esposos tras las traición, comienza una auténtica historia de redención, no exenta de reconstrucción y perdón. Lo esencial no ha muerto, ambos lo saben, sólo hay que recuperar lo perdido.
Contar bien y profundamente lo sencillo es un acto de maestría, además de elaborar un análisis psicológico de los personajes intemporal, pues te fundes con los sentimientos de cada uno de los miembros de la familia, quieres dejar de ser mero espectador para salvar lo que a veces, la vergüenza, el rencor, la apatía no les deja ver; el valor de pedir perdón, perdonar y recuperar el sosiego.
Novela que se lee con agilidad, facilidad e interés sin decaer en ningún momento.
Alguien distante es la historia de una familia feliz de clase media. Avery, el padre de familia, un atractivo editor, buen hombre, satisfecho con su familia; Ellen, esposa y madre, mujer sencilla, amante de la jardinería y de su familia, pilar fundamental de ésta. Ambos tienen dos hijos: Hugh, haciendo el servicio militar y Anna, a punto de salir del internado, feliz, vivaz y devota de su familia. Y la abuela, la madre de Avery, que quiere ser el centro de atención.
Para romper la armonía de esta sencilla vida familiar, irrumpe Louise, una chica francesa, egoísta, fría, acaparadora y calculadora, que se ha ido envenenando a sí misma tras un desengaño amoroso y que envenenará a todo el que se cruza con ella. Esta circunstancia hace que la madre adquiera un papel relevante y se convierta en verdadera protagonista de la novela.
El personaje de Ellen va creciendo ante las dificultades, demostrando fortaleza, comprensión, compasión, amor, cariño, respeto... Aunque esos valores siempre han estado latentes, es ante la dificultad donde emergen y se hacen evidentes.
Me ha encantado la sencillez con que la autora pone de relieve los lazos que unen a las personas, y como acciones y consecuencias repercuten de manera distinta en cada una de ellas. Pero resalto por encima de todo el lazo que une al matrimonio, una conexión de orden superior que va mas allá del cariño a los hijos. Al verse al final los esposos tras las traición, comienza una auténtica historia de redención, no exenta de reconstrucción y perdón. Lo esencial no ha muerto, ambos lo saben, sólo hay que recuperar lo perdido.
Contar bien y profundamente lo sencillo es un acto de maestría, además de elaborar un análisis psicológico de los personajes intemporal, pues te fundes con los sentimientos de cada uno de los miembros de la familia, quieres dejar de ser mero espectador para salvar lo que a veces, la vergüenza, el rencor, la apatía no les deja ver; el valor de pedir perdón, perdonar y recuperar el sosiego.
Novela que se lee con agilidad, facilidad e interés sin decaer en ningún momento.
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