LA MÁSCARA ROBADA

Wilkie Collins. 1851

Reuben Wray es un actor de segunda, retirado de los escenarios, que se gana la vida dando clases de oratoria.  Para ello se vale de las obras que se sabe de memoria de Shakespeare de quien es fanático. También ha observado y aprendido de un actor de renombre del que siente admiración y de todo lo aprendido en el ámbito del teatro.

Llevado por la pasión que siente por Shakespeare ha realizado, a escondidas, una réplica de la máscara del poeta que se encuentra custodiada en la iglesia de Stratford-upon-Avon. Este suceso le lleva a huir con su preciado tesoro, acompañado de su nieta y de un joven fuerte, torpe y noble que les protege.

Esta singular familia y La máscara robada llegarán a la ciudad de Tidbury-on-the-Marsh para asentarse y hacer dinero. Allí, unos bribones del pueblo creen que la familia es adinerada confundidos por el celo con el que la máscara es protegida y una serie de acontecimientos ocasionarán un buen susto.

W. Collins, siguiendo el ejemplo de su amigo Dickens, quiso regalar a sus lectores su particular "cuento de Navidad",  aunque esta historia de navideña no tenga más que el marco temporal en el que se desarrolla. 

Es una típica historia wilkiniana: amena, adornada con elementos de intriga, con un poco de melodrama y unas dosis de humor. 

El resultado es una magnífica narración que hacen de ella una lectura deliciosa.

LA SEÑORITA HARGREAVES

Frank Baker. 1940

Norman Huntley, protagonista y narrador de la novela, tiene un don peculiar, consistente en hacer realidad lo que imagina. Durante unas vacaciones, él y su amigo Henry Beddow inventan a una simpática, jovial y excéntrica octogenaria: la señorita Hargreaves. Inesperadamente, esta anciana dama aparece en Cornford, la ciudad en la que residen ambos jóvenes. Así, lo que empezó siendo una broma acaba en una obsesión angustiante.

Basándose en la premisa "el pensamiento creativo crea", el padre del protagonista trata de explicar a su hijo el extraño don que tienen ambos, padre e hijo, por tanto hay que tener cuidado con lo que se inventa. Para ello pone el caso del famoso Sherlock Holmes, personaje creado, que ha llegado a tener vida propia.

Norman no sabe como frenar esta creación. Su señorita Hargreaves se le está escapando de las manos, pues la anciana en un intento de rebelión trata de enfrentarse a Norman al ser consciente de ser una creación del joven y teme por su existencia.

Un Norman angustiado empieza a percibir que su invención quiere cobrar vida independiente. Con el corazón dividido llega a la siguiente solución: "el pensamiento destructivo destruye".

Se trata de una trama surrealista, con conversaciones excéntricas y absurdas y pequeñas dosis de humor. Tiene también momentos de reflexión y crítica. Sin embargo, lo que comienza con muchas expectativas intrigantes tanto por el argumento como por el comienzo absorbente acaba de manera precipitada.

Es una lectura ágil, agradable, fácil, divertida y angustiante a partes iguales.