Victoria Álvarez. 2017-2019 |
Recordamos que en la primera novela las aventuras de Helena nos pasearon por la India; ahora nuestra inquieta protagonista en El príncipe de los prodigios nos llevará a vivir aventuras en Italia, concretamente en Nápoles, y en El incienso de los espíritus nos trasladará a Tokio.
Nuevas aventuras, nuevos misterios, nuevos problemas, muchas muertes...siempre contando con la familia Lennox y, como no, con el apuesto príncipe indio Arshad. Sin embargo, estas dos novelas no han conseguido calar en mí, han perdido el aire de novela vintage de las aventuras clásicas juveniles que tanto me gustó en la primera novela de la trilogía para, en cambio, convertirse en novelas predecibles, anacrónicas y tópicas, cuyos personajes se vuelven caprichosos y egoístas. Se trasladan a 1922 comportamientos propios de la época actual, supongo que para hacer la novela más del gusto contemporáneo.
Helena Lennox, que me enganchó con su forma de ser intrépida, un poco descarada, valiente y poco convencional va evolucionando hasta convertirse en un personaje insensato. Nunca es que haya sido muy prudente pero ahora "menos mal que los astros le sonríen...", es descarada hasta el punto de rozar la mala educación.
En fin, que me quedo con el primero de la trilogía y con su final, que deja margen para la imaginación.