EL PRINCIPIO DE LA SABIDURÍA

Henry Handel Richardson. 1910.

Laura Tweedle Rambotham es la protagonista de esta historia. Es una niña de doce años ingenua, inocente, tímida y acostumbrada a decir lo que piensa. Proviene de una familia que está atravesando penurias económicas, pero su madre, con el fin de mantener cierto estatus social, hace todo lo posible por matricularla y meterla en un internado. La novela transcurre desde el ingreso de Laura en dicho internado con doce años hasta su salida, con diecisiete años.

En todo este tiempo, Laura experimentará una serie de encontronazos con sus malintencionadas compañeras y se verá obligada a sobrevivir acomodándose al resto y guardando sus opiniones para si misma.

Es una novela realista que se enmarca en el término alemán "bildungsroman" o novela de formación - educación. Trata del desarrollo físico, moral, psicológico y social de un personaje, desde su infancia hasta su madurez, y de su lucha por encontrar un lugar en la sociedad y en el mundo.

Es también una novela con tintes autobiográficos. La escritora, Ethel Lindesay Richardson (cuyo seudónimo es Henry Handel Richardson), sufrió también penurias económicas y, al igual que la protagonista,  tuvo que ingresar en un internado. Esta experiencia marcó su juventud y la sirvió para nutrir la presente novela. No estamos ante el típico relato amable y simpático de Enid Blyton sino que ésta es una novela más cruel, menos complaciente y, quizás por esto, más veraz.

Pienso que la autora pretende denunciar como "la educación" puede a veces malear, cortar las alas a los individuos que se salen de lo común y no encajan o a las personas más débiles. Viene a decirnos que el principio de la sabiduría se consigue perdiendo la inocencia y la espontaneidad, reflejando lo que la sociedad configurada al estilo rousseauniano puede hacer a cierto tipo de personas.

Es una novela de lectura ágil pero cruda que, sin embargo, al final deja un rayo de esperanza.

LA CASA DE LA ALEGRÍA

Edith Wharton. 1905

"Estaba cansada de dejarse arrastrar pasivamente por una corriente de placer y negocio en la que no representaba ningún papel; cansada de ver a otras personas entregadas a la diversión y el derroche, mientras ella era considerada como un juguete costoso en manos de un niño mimado". Además de exquisita y derrochadora, así es Lily Bart, hasta que es atrapada por las garras de la pobreza y los rumores malintencionados, convirtiendo su vida en una vida de precariedad, abandono, austeridad y soledad, aspectos que Lily siempre ha tratado  de esquivar, pues los desprecia con todo su ser.

Edith Wharton nos habla de la decadencia de la protagonista, Lily Bart, una mujer sin determinación, educada para ser un adorno. No es mala pero sí inocente, con un punto de orgullo moralizante que es lo que evita que caiga en la ruindad y el chantaje. 

La autora no duda en realizar detalladas descripciones en las que se denuncia la sociedad cerrada y mezquina de su época. Es una maestra en desnudar el alma femenina, en llegar a lo mas profundo de la psique humana, sobre todo la de la mujer. En esto, como ya sabemos, tuvo como predecesor a Henry James.

La casa de la alegría representa toda la alegría vana sustentada en el poder, la riqueza, el prestigio... todo ello conseguido a toda costa, pero que resulta inconsistente. Es una alegría frágil, encarnada en Lily, y se va revelando a lo largo de la novela.

La novela está construida sobre una trama muy bien tejida. Puedes congeniar o no con la protagonista, pero el argumento te coge y, mientras que una primera parte resulta mas lenta y pesada, la segunda resulta muy absorbente y fluida.