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16 de septiembre de 2019

ALGUIEN DISTANTE

Dorothy Whipple
Dorothy Whipple. 1953
De una temática de gran actualidad, la novela la protagonizan unos personales que parecen reales, con actitudes y sentimientos que nunca pasarán de moda.
Alguien distante es la historia de una familia feliz de clase media. Avery, el padre de familia, un atractivo editor, buen hombre, satisfecho con  su familia; Ellen, esposa y madre, mujer sencilla, amante de la jardinería y de su familia, pilar fundamental de ésta. Ambos tienen dos hijos: Hugh, haciendo el servicio militar y Anna, a punto de salir del internado, feliz, vivaz y devota de su familia. Y la abuela,  la madre de Avery, que quiere ser el centro de atención.
Para romper la armonía de esta sencilla vida familiar, irrumpe Louise, una chica francesa, egoísta, fría, acaparadora y calculadora, que se ha ido envenenando a sí misma tras un desengaño amoroso y que envenenará a todo el que se cruza con ella. Esta circunstancia hace que la madre adquiera un papel relevante y se convierta en verdadera protagonista de la novela.
El personaje de Ellen va creciendo ante las dificultades, demostrando  fortaleza, comprensión, compasión, amor, cariño, respeto... Aunque esos valores siempre han estado latentes, es ante la dificultad donde emergen y se hacen evidentes.
Me ha encantado la sencillez con que la autora pone de relieve los lazos que unen a las personas, y como acciones y consecuencias repercuten de manera distinta en cada una de ellas. Pero resalto por encima de todo el lazo que une al matrimonio, una conexión de orden superior que va mas allá del cariño a los hijos. Al verse al final los esposos tras las traición, comienza una auténtica historia de redención, no exenta de reconstrucción y perdón. Lo esencial no ha muerto, ambos lo saben, sólo hay que recuperar lo perdido.
Contar bien y profundamente lo sencillo es un acto de maestría, además de  elaborar un análisis psicológico de los personajes  intemporal, pues te fundes con los sentimientos de cada uno de los miembros de la familia, quieres  dejar de ser mero espectador para salvar lo que a veces, la vergüenza, el rencor, la apatía no les deja ver; el valor de pedir perdón, perdonar y recuperar el sosiego.
Novela que se lee con agilidad, facilidad e interés sin decaer en ningún momento.

2 de septiembre de 2019

LA SUBLIME PUERTA

Jesús Sánchez Adalid
Jesús Sánchez Adalid. 2005
Novela que sigue a la títulada El Cautivo, del mismo autor y ya reseñada en este blog. En este caso, continuamos con las hazañas de Luis María de Monroy, joven soldado que nos situará esta vez en pleno Imperio Otomano, durante el siglo XVI. 
Luis María es hecho esclavo en el sitio de la isla de Gelves y, a partir de este acontecimiento, inicia un recorrido que le llevará a Constantinopla y a Malta. Sus dotes musicales y su inteligencia hacen que su cautiverio sea más llevadero, pues sus amos turcos valoran tanto su talento musical como su sensibilidad hacia estas artes. Allí, en Estambul, se convertirá en una pieza clave dentro de la red de espionaje cristiana, vivirá situaciones complejas y peligrosas.
Una vez conseguida la libertad, se le otorga el grado de capitán de arcabuceros en Malta donde, gracias a su labor de espionaje, tuvo lugar una importante victoria de la flota cristiana contra los turcos.
Sánchez Adalid vuelve a cautivar con su escritura al retratar de manera extraordinaria las vivencias de Luis María de Monroy, además de hacer creíble ese período complejo, pues consigue ponerse en la mentalidad de las gentes del siglo XVI. Para lograrlo, el autor se ha documentado exhaustivamente, como lo demuestra la nota histórica al final de la novela, y emplea con acierto un lenguaje propio de la época trasladándonos al lugar y el momento de los hechos narrados.
Me quedo con una reflexión del protagonista sobre el ser cautivo: "al fin y al cabo, de una manera u otra, todos somos cautivos. No de grillos y cadenas si no de cuantas circunstancias nos tocan en suerte. Cautiva la nascencia, porque no es escogida, mas aceptada es principio de libertad. Cautivan las ilusiones que apresan las voluntades en la vana sombra de los sueños. Cautiva el amor, que nos hace esclavos de las amadas personas... Peor es ser cautivo uno del futuro, que es incierto, falaz e indomeñable (...). No nos hace cautivo lo que nos sucede, sino lo que imaginamos que sucede (...).  La máxima tentación es ver en los males el sentido de esta pesarosa vida".
Ahí dejo esto....