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| Diane Freeman. 2018 |
Esta novela, ambientada en época victoriana, cuenta con los elementos típicos de la novela romántica y de misterio, pero da un paso más y resulta mas moderna ya que, sin caer en anacronismo, tiene un toque de actualidad muy apetecible.
La autora nos sorprende con una historia ágil, entretenida, divertida e irónica, pues no faltan esos ataques a esa sociedad hipócrita que hace lo que sea para guardar las apariencias.
La obra recuerda a la frescura de las novelas románticas, policíacas y de aventuras de Georgette Heyer. Bien es verdad que a la autora le falta "entrenarse" para llegar a la talla de Heyer porque, si bien la novela se lee muy bien, al final resulta un poco precipitada, el misterio sabe a poco y su conclusión es fácil.
Pero tiene muchas cosas positivas y recomiendo su lectura. Me refiero a la ambientación perfecta, a los personajes, que resultan encantadores, a la protagonista divertida y adorable... Me ha encantado el humor con el que se toma sus muchas malas noticias, las presiones familiares, los chantajes y el resto de asuntos en lo cuales nunca pierde la compostura.
Frances, la protagonista, es la condesa viuda de Harleigh quien, tras el año de luto, decide abandonar la mansión familiar para trasladarse con su hija a Londres y llevar una vida independiente. Allí asume el encargo de recibir a su hermana pequeña, que viene de Nueva York, para pasar la temporada en Londres y ser presentada en sociedad. Pero los fantasmas del pasado se abren camino para atormentarla e implicarla en la muerte de su esposo. A esto se unen una serie de misteriosos robos y unos pretendientes de dudosas intenciones a los que hay que vigilar. Frances tendrá que recurrir a su ingenio, a sus amigos y a su caballeroso vecino George Hazelton para descubrir la verdad.
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