UN MATRIMONIO PERFECTO

Elisabeth Von Arnim. 1921

Lucy es una joven inglesa de vacaciones en Francia con su padre, delicado de salud, cuando de repente la muerte se deja ver, pues acaba de perder a su padre. Se siente sola en el mundo y será precisamente la muerte quién le presente al señor Wemys, un cuarentón que también ha perdido a su esposa en extrañas  circunstancias y que está desolado. 

Lucy, poco acostumbrada a los halagos masculinos, sucumbe al cortejo de Wemys y al cabo de un tiempo se casan. Detrás de la fachada de marido comprensivo y cariñoso se esconde una personalidad manipuladora, controladora y egocéntrica. Se tiene que pensar y actuar como él desea.

A medida que avanzan las páginas, el ambiente es cada vez mas agobiante, angustiante y opresivo.

Yo diría que Un matrimonio perfecto es un libro de tortura psicológica de la que es difícil escapar. Wemys acapara cualquier escena y situación hasta dejar agotados no sólo a Lucy sino al propio lector; menos mal que otro personaje, la tía Dot, pariente de Lucy, pone un poco de resistencia, aunque poco puede hacer, es el único respiro que nos queda...

Es una novela que no defrauda, está magistralmente escrita, las palabras son empleadas a la perfección llegando a la plenitud de sus significados pues, tras su lectura, te percatas que has pasado por todos los estados de ánimo narrados: soledad, vacío, cariño empalagoso, inocencia, ingenuidad, opresión, confusión, dejadez... y todos los has vivido al detalle. Me viene como ejemplo a la mente la frase "hasta el sonido estaba dormido", con la que plasma un desasosiego interior producido por la inesperada muerte.

Se dice que esta novela anticipa en mucho a Rebecca, de Daphne du Murier; puede ser. En ambas novelas están presentes los mismo personajes protagonistas y la misma tensión psicológica, pero en Un matrimonio perfecto se toma otra dirección, pues Lucy acaba por identificarse con Vera, la primera esposa, y se resguarda en su habitación, sus libros... y termina comprendiendo. Ambas acaban unidas a pesar de la muerte